Infoxicación: el fenómeno que crece en tiempos de coronavirus (Diario El Pais)
La cantidad de información disponible y la necesidad de los ciudadanos de saber más sobre salud es un problema que enfrentan los profesionales durante la emergencia sanitaria.
En los tiempos que corren, cualquier respuesta puede estar en nuestras manos. ¿Cuántas veces se tiene una duda y directamente se recurre a Google para responderla? Si bien es un beneficio de la vida moderna, también supone un desafío para autoridades y, especialmente, para los profesionales de la medicina.
El abogado Pablo Schiavi, especialista en derecho de la información, fue convocado la semana pasada por el Colegio Médico del Uruguay para hablar sobre “Infoxicación en Salud”. Explicó a El País que el fenómeno está exacerbado, no solamente por la disponibilidad sin precedentes de material de consulta en cualquier área, sino por el contexto de pánico por el COVID-19.
“En la historia de la humanidad no hubo tanta información al alcance de tanta gente”, aseguró. Lo que se ha producido, a su juicio, es un derramamiento de la información que provoca el fenómeno de “infoxicación”.
“Tanto a nivel nacional como a nivel del mundo se combate la infoxicación. En salud es algo novedoso cuyo mal uso tiene además consecuencias graves”, sostuvo.
Según el especialista, la infoxicación cambió la forma en que médicos y pacientes se vinculan: “Antes uno iba al médico, le relataba los síntomas y era el doctor quien le decía qué le pasaba y qué pasos a seguir. Ahora, los pacientes llegan a la consulta y googlearon los síntomas y en algunos casos ya se medicaron”, explicó.
Uno de los principales problemas de esta práctica es que la mayoría de los casos no cuenta con las herramientas necesarias para comprender porqué un material puede ser falso o para comprobar si un artículo científico realmente se publicó en una revista especializada. Incluso, las personas tienden a tomar “decisiones en función de esa información, sin esperar la consulta del médico” y eso lleva a la automedicación por que “hacemos lo que nos dice el Dr. Google”, comentó Schiavi.
Una consecuencia grave de este comportamiento es que las decisiones son tomadas sin analizar cuadros clínicos o historial médico, lo que deriva en problemas más graves de los que luego debe tomar las riendas el médico.
Infoxicación en tiempos de pandemia
Schiavi manifestó que en el contexto de pandemia por coronavirus COVID-19 y ante un estado de alerta sanitaria, como la que está declarada en Uruguay, los problemas de infoxicación se exacerban debido a que hay una mayor preocupación. Esto altera la salud mental de la población: provoca angustia, ansiedad y profundiza la depresión.
“La gente empieza a recibir información por todos lados: Google y los teléfonos móviles están llenos de información. A través de WhatsApp llegan cadenas y videos relacionados con el tema de diferentes partes del mundo. Los individuos no pueden procesar ese volumen”, puntualizó.
Por ejemplo, Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene relevó durante tres semanas (del 23 de enero al 26 de febrero) los mensajes en Twitter para conocer qué temas suscitaban el interés de los españoles en relación a esta epidemia. Finalmente el organismo, concluyó que lo más compartido y comentado era “bulos”, es decir, noticias falsas sobre la transmisión del virus o si fue creado en un laboratorio.
Cómo combatir la infoxicación
Educar a la población es clave para combatir la infoxicación, sostuvo el especialista. “Es importante que el ciudadano acceda a información oficial y, en este caso, a las autoridades sanitarias”, apuntó.
La población debe “evitar el consumo de información relacionada a la pandemia que venga de otras fuentes para mantener la calma y la tranquilidad”. Y añadió: “Los medios se valen de la información que entrega el Ministerio de Salud Pública o entrevistan fuentes calificadas”, aseguró.
Schiavi hizo énfasis en la importancia de evitar fuentes no tradicionales de información que no se valgan de los canales oficiales.
Otra de las claves radica en tener voceros de referencia: “Se debe evitar poner a muchos interlocutores. Hay un grupo de especialistas que sí pueden hacerlo, pero, en casos como este, que se haya creado un comité de crisis es útil porque se convierte en el centro de referencia”, señaló.
No obstante, el especialista advirtió que aún no hubo en Uruguay una campaña que persuada a los ciudadanos a no consumir las fuentes no oficiales de información como sí sucede en otras partes del mundo.
“Creo que estas campañas se podrían hacer con mayor fuerza. No solo comunicarlo oficialmente diciendo dónde tenés que informarte, sino que debe llamar a evitar las fuentes alternativas”, sentenció el especialista.